martes, 15 de julio de 2008

Tasas y olores

Dos cosas más para destacar del viaje (véis qué caos? Luego seguiré con lo de ir día a día).

Por una parte: definitivamente, odio eso de que los precios en los Estados Unidos no incluyan las tasas y odio también la "costumbre" esa de las propinas. Ves el precio de algo (que, por cierto, a mí siempre me parecía todo caro, porque no pensaba que eran dólares, sino euros, y luego al transformarlo ya me parecía todo super barato), y piensas, vale, lo compro. Preparas el dinero, rebuscas entre tus monedillas para ir soltando poco a poco el montón de chatarra que te van dando y que luego no te van a cambiar en España. Y cuando te dicen el precio, es un 8 por ciento más. Hale, no te sirve de nada haber preparado todo, terminas dando un billete y te terminan devolviendo otra vez mil céntimos sueltos. Grrrrr, menos mal que existía el Sweet Tea del McDonalds. Como costaba un dólar, ya sabíamos que era un dólar con ocho céntimos, y dábamos los céntimos sueltos. Así nos libramos de casi todos los que teníamos.

Otra cosa: los olores. La gente suele destacarlo en sus viajes a Nueva York. Hay sitios donde huele muy mal. Pero que muy mal. Una maravillosa mezcla entre basura acumulada, calor, humedad ambiental y excrementos varios de caballo (mira que odio esos bichos, pero esta vez no me dieron tanta alergia como en ocasiones anteriores). Mmmm, aún lo recuerdo y... En fin, quería hacer una foto a un lugar en Times Square que era el icono de esos olores, porque siempre apestaba, pero como el olor no se iba a ver, mejor olvidarse y ya está.

Como véis, esta ha sido otra sesión de los "odios" de Natalia, ese maravilloso e infinito mundo.

Por cierto, ¿os habéis dado cuenta de lo poquísimo que queda para el gran conciertazo del año? Puf, qué ganas que hay ya...

QUEDAN 2 DÍAS PARA EL CONCIERTO DE BRUCE SPRINGSTEEN

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