miércoles, 27 de junio de 2012

Ya soy filóloga


Creo que han sido ocho años, he perdido la cuenta. Dos, tres, cuatro asinaturas por año, poco a poco, despacio pero con paso firme.

Recuerdo aquellas conversaciones entre clase y clase con Pili cuando empezábamos tercero de Periodismo y, por cosas de los cambios de planes de estudio, ese año nos quedaba un horario horrible, con huecos de dos y tres horas entre asignaturas. ¿Qué hacer con tanto tiempo libre? Yo tenía en mente empezar alguna otra carrera por el simple hecho de estudiar, pero dudaba entre Filología Hispánica y Sociología (lo poco que había visto en Periodismo de Socilogía me había enganchado). Pili quería estudiar Filología Hispánica. Así que me decidí: a Filología que voy. Me acordé de mis profesores del colegio, de Miguel Ángel, y no dudé. Me gustaba y sabía que se me daría bien.

No ha sido fácil: compaginar dos carreras y después estudiar y trabajar a la vez supone mucho tiempo de estudiar y preparar asignaturas. Las épocas de exámenes son especialmente estresantes. Pero también confieso que el reto del examen, el momento de ponerte frente a la hoja en blanco a desarrollar unos temas o unas preguntas o a comentar un texto, era algo que me encantaba. Echaré de menos precisamente eso: los exámenes.

Empecé Filología Hispánica con especial atracción por las asignaturas de literatura. Siempre han sido mis favoritas. Pero el reto estaba en las asignaturas de lengua: gramática, fonética, semántica, pragmática...

Recuerdo también otra conversación con otro amigo, con Javi, cuando ya a punto de terminar Periodismo nos preguntábamos por qué no podríamos vivir siempre simplemente estudiando: terminar una carrera y empezar otra, saber por saber, aprender sin más objetivo en la vida que acumular conocimientos.

Sé que volveré a estudiar, en mis 28 años no he parado de hacerlo, y con una dedicación bastante obsesiva. Pero ahora mismo lo que me pide el cuerpo es descansar un tiempo para poder hacer otras cosas: leer (seguiré con mis clásicos, por supuesto), ver series, películas, escribir...

Periodista y filóloga. Me gusta.

lunes, 18 de junio de 2012

Vivir la Historia con Springsteen


Yo estuve ahí. Estuve en el concierto del 17 de junio de 2012 en el Bernabéu en el que Springsteen posiblemente batió su propio récord con 3 horas y 48 minutos de concierto. Yo estuve en esa locura de rock & roll, de soul, de tendencia popera, de rock puro. Yo estuve en esa noche de VIDA.

Y lloré. No pude ver claramente lo que pasaba durante Thunder road porque las lágrimas me empañaban la vista. Y vi gente llorar. Durante el concierto y al terminar. Una explosión de sentimientos en el pit del concierto, entre las primeras filas, de esas pegadas al escenario a las que, cuando el Boss se acerca, se lanza el personal en avalancha. Y la inercia te lleva hacia delante, y a dar saltos, y a bailar sin parar. Esas filas desde las que por primera vez pude ver la cara del Boss sin tener que depender de las pantallas gigantes.


Yo vi al Bruce más divertido, al que se salta las vallas de seguridad para ir a bailar con los operarios del estadio. Al que se sienta a hablar con los amigos de sus cosas y al que baila con las manos en la cintura.

Yo vi al Springsteen que se deja el pellejo en el escenario, y que cuando ya se encienden las luces del estadio que muestran la salida, decide que esta noche va a ser legendaria, que "en España todavía es pronto" y que nos da de propina de las propinas Twist and shout.

Yo estuve ahí, y tuve que esperar horas y horas, pasar calor, no entender la (des)organización, y olvidar todo eso cuando ves la sonrisa continua de un señor de 62 años que no para sobre el escenario.

Yo viví ese momento histórico. Ese concierto que contarán los libros sobre la historia de la música. Y salté y bailé como nunca en mi vida. Olvidé la crisis, la prima de riesgo, la Eurocopa, los políticos, los directores de bancos. Y grité que mi ciudad en ruinas va a levantarse. Y que los buitres de la banca con carroña. Y me quedé muy a gusto.

Solo añadir una cosa: GRACIAS, Bruce, por darnos vida, y por dejarnos compartir la Historia contigo.