"Guayominí, guan poin"

Mañana es Eurovisión. No me considero una "eurofan", ni mucho menos (son más frikis que Chikilicuatre, y mira que le han criticado...). Pero no sé cómo lo hago, que siempre termino viendo el festival entero o casi. Me gusta reirme de la gente, soy así de perversa (aunque más bien creo que desde hace un tiempo los que van a Eurovisión nos toman el pelo, pero esa ya es otra cuestión). Además, no tiene sentido ver las votaciones sin saber de qué va la cosa y poder criticarles.

A pesar de que se echa mucho de menos a Uribarri, este año hay un nuevo aliciente para ver Eurovisión: Chikilicuatre. Por fin hemos entendido de qué va eso de la conspiración de los países del este: nos han relegado a la nada en Eurovisión, por lo que sólo podemos ir a pasarlo bien, echarnos unas risas y mostrar a Europa qué somos y, de paso, qué son.

A estas alturas no hace falta explicar quién es Rodolfo Chikilicuatre, un personaje sacado de la manga de El Terrat y que, gracias a internet, se coló como representante de España arrasando en todas las votaciones. Desde entonces, se ha hecho de oro (politonos, anuncios de la ONCE...), entrevistas digitales que triunfan como la coca-cola, e incluso da conferencias en el Instituto Cervantes. Se atreve también a parodiar (él mismo es una parodia) un conocido vídeo de Obama ("podemos perrear").

La polémica era lógica: hay quien se siente ofendido por tal representante eurovisivo, y hay quien entiende de qué va la cosa. Además, un cantante-personaje tiene la ventaja de que, en el momento en que ya no dé más de sí, desaparece y se acabó.

Veremos qué pasa mañana. Aunque me temo que Europa no nos seguirá el juego, será un momento memorable, y seguro que el Festival recupera el público español, que lo tenía bastante perdido en los últimos años.

QUEDAN 39 DÍAS PARA VOLAR A NEW YORK