domingo, 14 de diciembre de 2008

"Cortylandia, Cortylandia, vamos todos a cantar..."


Sólo es Navidad cuando ya se ha visto Cortylandia.

Cuentan los que tienen memoria para ello que la primera vez que fui a ver Cortylandia, en cuanto se empezaron a mover esos muñecos enormes me puse a llorar de tal forma que nos tuvimos que ir.

Mucho ha llovido desde entonces. Una vez pasado el miedo escénico de una edad demasiado sensata para este mundo (unos muñecos en una pared que se mueven sólo pueden querer algo malo...), empezó a sumarse gente a estas excursiones: mi hermano, mis primos y tíos... Hasta que empezó a ir decreciendo el número de gente. Los años pasan y unas cancioncillas y unos muñecos articulados ya no impresionan tanto. Pero nosotros ahí seguimos, resistiendo a la tradición gracias a mí (o por mi culpa...).

Este año nos ha sorprendido la poca gente que había. Vale, era la una de la tarde, ayer había llovido y nevado, hace frío... Pero había poca gente, qué narices. Y no les culpo, el montaje era adecuado para la crisis. No hay muchas novedades, bueno, sí, cada vez hay menos muñecos que se muevan. De hecho, empezó la música y nadie se meneaba en la pared.

Os pongo un vídeo que he hecho. No es gran cosa, pero la tradición es la tradición. Y nos echamos unas risas con la cantidad de frikis que hay por ahí sueltos.


Cotylandia 2008 from Natalia Marcos on Vimeo.

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