Por fin llegó. Necesitaba un tiempo para descansar desde hace bastante. Y ese momento ha llegado. La playa me está esperando. Cambiar el chip, desconectar, no hacer nada. Necesito desengancharme.
Estos días me volveré totalmente analógica, unplugged. Ni blogs, ni facebook ni twitter, ni correo electrónico, ni webs. Sin ordenadores; sin tentaciones. Me costará, seguro, como desengancharse de cualquier cosa, pero necesito.
Estas vacaciones no serán tan especiales como las del año pasado. Eso lo reservo para el año que viene (esperemos). También habrá días en que me torturaré viendo cómo Bruce Springsteen recorre media geografía española y yo sin poder ir a verle. Lo pasaré muy mal. Pero espero que tengan razón cuando me dicen que "este hombre viene por aquí cada dos por tres, habrá más oportunidades".
Sólo me llevo como compañeros un par de libros que espero que sean suficientes (Un yanki en la corte del rey Arturo y ¡Ánimo, Wilt!, ya os contaré a la vuelta), mi cámara de fotos y poco más.
Pero que los pocos, pero fieles, visitantes de este modesto blog no se impacienten. Desde el 3 de agosto estaremos de vuelta con renovadas energías para afrontar otra tiradita hasta la siguente parada en el camino. Pero ese ya es otro cantar.
Por lo demás, pásenlo todos muy bien, descansen los que puedan y no se estresen demasiado los que no puedan descansar. Nos vemos a la vuelta.