domingo, 21 de junio de 2009

"El viaje del elefante"


En su última novela, el premio Nobel José Saramago nos regala una historia a medio camino entre la historia y la ficción, entre la novela y el cuento. Un relato que en algunos momentos dudó si podría terminar debido a la grave enfermedad respiratoria que padeció. Pero que, por suerte, terminó. Quizá no sea su mejor historia, puede ser, pero siempre es una delicia poder disfrutar de la cuidada prosa del escritor portugués.

El viaje del elefante es la historia de las vicisitudes que el elefante Salomón y su cornaca Suhbro tuvieron que pasar en el camino entre Lisboa y Viena en en siglo XIX cuando el rey portugués Juan III decidió dar como regalo un elefante al archiduque Maximiliano de Austria. Un hecho real que Saramago adorna con lo que él cree que pudo haber ocurrido en el recorrido por parte de Portugal, España, Italia, los Alpes, el Danubio hasta llegar a Viena.

Pero la historia ni queda ahí. Entre el aluvión de palabras que supone la escritura de Saramago vamos a poder disfrutar con la dura adaptación de los hombres a las necesidades del elefante, que se convertirá en el punto de referencia para todos y al rededor del que giren los pensamientos y las acciones de los demás. Veremos cómo su cornaca, su cuidador y adiestrador, se preocupará por él y también por las relaciones que el elefante tenga con los demás personajes de la historia, los más importantes, como el archiduque Maximiliano, o los más bajos, como los más míseros aldeanos o los militares de a pie que acompañaron a Salomón en su camino. Así, Saramago crea una gran fábula en la que hay hueco para el humor y la ironía, cómo no, pero también para la reflexión filosófica, ideológica o la crítica.

Siempre me ha fascinado que, a pesar de que la puntuación en los libros de Saramago sea como es, sin signos de exclamación o de interrogación, sin mayúsculas salvo después de punto o al comienzo de un diálogo, sin dos puntos, sin guiones..., nada más que comas o puntos, nunca me he sentido perdida en su escritura. Saramago cuenta con la inteligencia del lector, con llegar a algún sitio más profundo que a la simple lectura superficial. Leerle es un reto y un placer al mismo tiempo. Con El viaje del elefante, lo vuelve a hacer. Esperemos que lo siga haciendo mucho tiempo más.