Llegué a Orly con un calor depresivo (estábamos en agosto). Sudaba, resoplaba. Uno de los funcionarios que revisaba mi pasaporte [...] me dijo, con una mezcla de ironía y condescendencia:
- ¿Pero ustedes allá deben de estar acostumbrados a cosas peores, ¿no?
Ya se sabe: los franceses son muy lógidos y el mecanismo mental de aquel Descartes del Servicio Aduanero era imbatible; Marsella está al sur y hace calor; Buenos Aires está mucho más al sur y, por lo tanto, debe hacer un calor infernal. Lo que demuestra la clase de demencia que favorece la lógica: un buen razonamiento puede abolir el Polo Sur.
Ernesto Sábato, Sobre héroes y tumbas