viernes, 6 de marzo de 2009

Adiós, Prisacom

El lunes empezará una nueva etapa. El cambio dentro de la continuidad. Incertidumbre. En fin, quién sabe lo que pasará. Eso sí, veré desde dentro qué se cuece en El País y el gran cambio al que se enfrenta (o nos enfrentamos).

Hoy ha sido el último día en las filas de Prisacom. En ese edificio APOT que siempre hay que deletrear porque nadie entiende lo que decimos. Ese calor que hacía en la redacción y del que siempre nos quejábamos. Esas cosas buenas y esas cosas malas que hacen el día a día en un trabajo.

Me cuestan mucho los cambios, y éste no va a ser de los pequeños. Los recuerdos se agolpan, y eso que todavía está todo muy, muy reciente.

Dejo atrás meses de horario de tarde en Participa, con esos días de locos y esos días con largos ratos mucho más tranquilos. Dejo varias fases de reorganización de Prisacom atrás. Dejo las comunidades de Ser y As. Pero, sobre todo, dejo atrás un ambiente de trabajo fantástico, con compis que va a ser difícil olvidar. Por suerte, esto de las nuevas tecnologías hace difícil hoy en día perder la pista a alguien con un mínimo que se ponga por ambas partes. Seguiremos en contacto por el trabajo también. Pero da pena igual. Han sido muchas horas juntos.

Echaré especialmente de menos a Nieves y Eli. Ayer fue el último día de las tres juntas, y me trajeron unos regalitos muuyyy chulos: un marco para que ponga alguna de las fotos de las tres juntas que nos hicimos, una tarjeta que sólo tuve valor para leerla en casa, a solas, y el sapo Ambrosio para que me haga compañía en Yuste. Yo también las echaré de menos en las comidas, seguro, con esas hamburguesas y esa tarta de dulce de leche del Wok :)


Jops, qué penita. Voy a pasar un finde bastante tonto. En fin, cosas de los cambios.