¿Don Juan maltrata a doña Inés?

Para que luego digan que para director (de teatro, en este caso) vale cualquiera.

Varias han sido las cosas que no me han gustado este año del Don Juan de Alcalá. Desde la traslación a la época de la Guerra de la Independencia hasta la colocación de los escenarios. Todo estaba mal pensado.

Los directores que se hacen cargo de las representaciones del Don Juan itinerante de Alcalá tienen una gran responsabilidad. Se la juegan en dos representaciones que reúnen a más de 10.000 personas. Hay que tener en cuenta esto para todo, pero sobre todo cuando se piensa en la colocación de los escenarios. Parece difícil que en un lugar tan grande como las Huertas del Obispo haya escenas que no se vean. Pues este año lo han conseguido. No sólo nos hicieron correr de un lado a otro de las Huertas sin sentido (vale, es itinerante y sabemos que nos tendremos que mover, pero mejor hacerlo rotando con un orden y haciendo que la gente no tenga que ir, venir, ir, venir, darse codazos, pisotones...). Además, la escena de la cena en casa de don Juan no la pudieron ver más que unos pocos que se pudieron poner en la cima del desnivel en que estaba situado el escenario. Desde la décima fila, más o menos, no se veía nada de nada.

Por otra parte, innovar está bien, y es normal que se quiera dejar huella de nuestro Don Juan. Pero eso es una cosa y otra estropear la escena que todo el mundo quiere ver y que es más emblemática (aunque no la mejor) del Tenorio. Yo quería grabar la escena más típica del Don Juan, y me encontré con esto (perdón por la calidad de la imagen. Pero el sonido no tiene desperdicio):


Don Juan en Alcalá 08 - Otra versión del sofá from Natalia Marcos on Vimeo.

"Esto es una vergüenza", "mamarracho", "no me gusta, no me gusta", además de pitos, abucheos y caras de sorpresa. Eso consiguieron de esta versión en la que don Juan, en vez de declarar su amor a doña Inés, parece que quiera pegarla o violarla. Puro romanticismo, vamos.

El humor se perdió en la nada. Concha Cuetos desaprovechó su oportunidad de lucirse como Brígida, Michelle Jenner hizo una doña Inés muy flojita, que se sabía el papel de memoria pero no sabía matizar, Juan Codina estaba "desatado" y sobreactuado como Don Juan. Por no hablar del desaprovechamiento de escenas como la de don Juan y Lucía, declamada sin ninguna gracia, o un cementerio sin estatuas donde don Juan se dirigía a la nada.

Los fallos técnicos son lo único comprensible. Es normal que la pistola no dispare para matar a Luis Mejía, pero no te pongas a hacer mil gestos raros con la pistola y no te caigas a cámara lenta, que la gente se ríe, hombre, y estropeas la escena de mayor dramatismo, justo antes del "Clamé al cielo y no me oyó". Después de las risas y aplauso por pena del público, no tiene fuerza, claro.

¿Qué salvamos de la quema? Secundarios como Antxón Jiménez (menos mal que siempre está ahí, don Gonzalo de Ulloa no sería el mismo sin él), Paco Valladares (un escultor borracho, con personalidad, en el que se pudo lucir y no desentonó con lo que realmente es la obra), el actor que interpretaba a Luis Mejía (salvo su muerte por cansancio, claro), y el público, que demostró lo que debe ser una representación del Tenorio: queremos un final más espectacular (nadie sabía si aplaudir o no, "¿esto acaba así?"), que no nos estropeen las escenas cumbre, que la representación tenga sentido y actores de calidad. Y, el año que viene, otro director, por favor.