Sigo con mi día en Benidorm, que dio para bastante, parece ser... (Pero ya acaba, calma).
El tiempo mejoró algo por la noche, aunque con el calor del resto del día, estábamos pegajosos y bastante cansados. Nos habíamos recorrido a pie buena parte de las dos playas de Benidorm, así que es normal.
Pero las estampas de sus playas desde el Castillo de Elche (un mirador situado justo en la confluencia de la playa de Levante y la de Poniente) merecieron la pena.