Hace unos años descubrí gracias a una profesora de inglés que tuve los libros de Tom Sharpe. Mi profesora insistió en que era muy muy divertido, especialmente los de la saga de Wilt.
No hizo falta mucho más para que fuera de cabeza a la librería a buscar ese libro. Y con él empezó mi relación con Wilt y su autor, Sharpe. Wilt es un profesor de un instituto inglés, una especie de instituto de FP o una cosa así, que vive rodeado de un mundo desequilibrado totalmente: desde su mujer, adicta a cualquier cosa que le propongan, pasando por sus inquietantes trillizas (en el primer libro no han nacido aún), hasta los compañeros de instituto... Y, por supuesto, el propio Henry Wilt, que se mueve con dificultades en un mundo que su lógica no llega a comprender.
¡Ánimo, Wilt! es ya el tercer libro protagonizado por este curioso personaje. Y sigue con la misma fuerza que el primer libro. Es verdad que aquella escena mítica en la que se monta toda una misión de rescate en el patio del instituto para sacar de un pozo a una supuesta mujer que resulta ser una muñeca hinchable es insuperable. Pero siempre hay comentarios y sobre todo malentendidos que nos hacen sonreir e incluso reir a carcajada limpia.
No importa que las cosas estén muy claras, que todo sea lo más lógico posible, siempre habrá un personaje que esté cerca de Wilt que se encargue de liarlo todo hasta límites insospechados. Y claro, Wilt vuelve a ser el perejil de todas las salsas.
Un humor un tanto peculiar, claro, pero que ayuda a pensar en otras cosas y, sobre todo, reirse, que es muy importante.