No hay que fiarse de las apariencias; ni de los títulos de los libros. Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo, precisamente por culpa de su título, llevaba mucho tiempo en las estanterías de casa sin que a nadie le diera por leerlo. Normal, da pereza. Pero resulta que si se le pueden sacar muchas pegas, quizá demasiadas, una de ellas no es que cueste leerlo.
La novela de Albert Espinosa es de lectura rápida, fácil, sin complicaciones. E igual que se lee, se olvida. Sin más. Eso sí: el título no tiene nada que ver con lo que te encuentras en el libro... hasta el final.
Quiere ser y no llega. Quiere ser muchas cosas: bucear en la personalidad de su protagonista, en sus relaciones, plantear mundos posibles, otras vidas, otros seres... Pero se queda a medio camino. Tanto surrealismo en medio de una narrativa tan cercana, tan de tú a tú, no convence. Algo chirría.
Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo cuenta la historia de un chico con un peculiar don en medio de un mundo que está dejando de dormir, abandonando sus sueños para decantarse por la realidad. Pero súbitamente, su mundo cambia en una noche. Justo la noche después de que su madre muera.
Espinosa nos deja con un amargo sabor de boca después de habernos llevado por la historia de una noche tras la que la vida del protagonista no volverá a ser la misma. Pero poco nos importa el chico que nos cuenta su vida. El mundo imposible que nos presenta el autor no cala en el lector (al menos, en esta lectora). Eso sí, engancha al principio y después quieres saber cómo termina todo; el estilo de escritura sencillo y ágil hace que sea fácil engancharse y llegar al final.
A quienes sueñen con mundos alternativos y otras vidas posibles, puede que les guste Todo lo que podríamos haber sido... A los que tenemos los pies en el suelo, nos chirría esta mezcla. Lo que está claro es que Albert Espinosa tiene excelentes facultades como narrador. Quizá con otra historia me guste más.