Las cadenas españolas cada vez tienen más prisa por estrenar las serie estadounidenses para evitar la piratería. Todavía queda mucho por hacer, pero a veces los espectadores exigimos cosas que no son tan fáciles.
Los estrenos exprés suponen problemas: la programación estadounidense lleva un ritmo con ciertas peculiaridades que afecta también a España; el doblaje necesita un tiempo lógico. No vale eso de que es mejor ver las series en versión original subtituladas. Por supuesto que es mejor, pero la realidad es que la mayoría de los españoles no ve cine ni series en versión original. Que se emita todo con subtítulos es, hoy por hoy, una utopía imposible. Y el trabajo de las personas implicadas en el doblaje de una cinta (película o serie) es algo que siempre me ha llamado mucho la atención: no lo valoramos apenas pero sin ellos, nuestra percepción de esas historias sería otra.