De familia acomodada y muy activo en la política de su tiempo desde las posturas de los liberales exaltados y muchas veces desde el extranjero, murió joven, con 34 años, de una enfermedad de garganta.
Cuando da el salto al estilo romántico, muchos de los protagonistas de sus poemas serán seres marginados socialmente, diferentes. El pirata, el concenado a muerte, el mendigo, el verdugo, entre los que consigue sus mejores logros como escritor.
En esta relectura de la obra poética de Espronceda, me ha sobrecogido especialmente El reo de muerte, con ese insistente "¡Para hacer bien por el alma del que van a ajusticiar!". Pero siempre me quedo leyendo y releyendo la Canción del pirata. Siempre merece la pena volver sobre ella, me llena de energía y de esperanza, no sé por qué. Un canto al Romanticismo:
Que es mi barco mi tesoro,
Que es mi Dios la libertad,
Mi ley, la fuerza y el viento,
Mi única patria la mar.