viernes, 6 de febrero de 2009

Becarios, por Enric González

Sabemos, por ejemplo, que un programa de humor ha vulnerado las normas más fundamentales del periodismo.

Eso es oficial e indiscutible: lo ha dicho el presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid. También sabemos, porque lo hemos visto, que la prensa ha vulnerado las normas más fundamentales del humorismo. Podemos ahorrarnos, por tanto, las disquisiciones filosóficas. Todos culpables, y a otra cosa.

La otra cosa es la siguiente: el número de la becaria constituye eso que algunos llaman "un momentazo televisivo", un hito en la pequeña historia de las televisiones españolas. No me gustó la pantomima urdida por Wyoming, aunque la tostada se oliera a kilómetros. Comprendo que la bronca tenía que resultar insultante para que funcionara como cebo. Comprendo que el entretenimiento televisivo vive de la audiencia, y se hace cualquier cosa por conseguirla. Lo comprendo, y sigue sin gustarme.

La economía española fabrica 200.000 parados al mes y los trabajadores no tienen muchas más opciones que el miedo y la sumisión; en un momento así, creo que no hay que abusar de los becarios ni en broma. Pero eso da igual: es materia opinable, y ya ha opinado gente mucho más sesuda que yo.

Enric González, Becarios (6-02-09)