miércoles, 19 de enero de 2011

Carnivale, la eterna lucha del bien contra el mal

- El patrón, tú, Jesucristo, Juan el Bautista... Todos vosotros. Os encanta tirar vuestra vida por la borda.
- Hicieron lo que tenían que hacer.
- No me jodas. ¿Crees que el Señor tuvo que morir para justificarse? Si cuando le dijeron "venga, baja de la cruz", Jesucristo hubiera bajado y les hubiera escupido en la cara, ¿habría pasado algo malo?
- Es la mayor tontería que he oído.
- No lo es. La mayor tontería es palmarla cuando no toca. [...] Y te diré otra cosa: en esta vida, la muerte es el camino más fácil.
(Carnivàle, 2x12)

Corren los años 30 en Estados Unidos. La gran depresión. Polvo en la carretera, pobreza generalizada... Un circo ambulante recorre los caminos animando la vida de los allá presentes con sus excentricidades. Pero eso es lo de menos. Lo importante en Carnivàle es Ben Hawkins, un joven que "casualmente" encuentran en uno de los pueblos, con unos poderes anormales, y sus obsesiones personales, que terminan implicando a todo el grupo en la búsqueda de sus orígenes. Por otra parte, un sacerdote que desde el principio vemos que no tiene mucho de santo, también obsesionado, "casualmente", con ese chico.

El bien contra el mal. Dios contra el demonio. Dos caras de la misma moneda. Sin uno no tendría sentido el otro. Y la vida contra la muerte. Morir para vivir; vivir para morir.

Entre tanto, amores, apuestas, celos, intrigas, con unos personajes extraños y cercanos.

Todo esto es Carnivàle, una serie de HBO cancelada en la segunda temporada por su alto coste y baja audiencia. Una cancelación que nos deja a medias, sin un final digno. Pero hasta llegar ahí, merece la pena. Eso sí, preparados para vivir momentos de gran tensión.