lunes, 20 de septiembre de 2010

Caín odia a Dios


José Saramago se marchó, y nos dejó su obra. Llevo con Caín en la estantería mucho tiempo esperando su turno para ser leído. En pocos días lo he devorado, como me ha pasado con todos los libros que he leído del escritor portugués. Y, como siempre, lo que me ha cautivado ha sido la forma. El fondo no tanto, en esta ocasión.

Caín hace un repaso rápido a muchas de las historias que recoge el Antiguo Testamento a través de un personaje que viaja en el tiempo y el espacio como si de un personaje de Perdidos se tratara, Caín. En todas las ocasiones se pone en duda la decisión de Dios, su arbitrariedad respecto a los seres humanos y lo injusto de muchas de sus decisiones (en Sodoma y Gomorra, en la vida de Job...). Caín se encargará de resaltar ese lado injusto de las decisiones del creador, ese por el que mató a su hermano Abel.

El estilo de Saramago permanece inalterable, aunque también hay otros libros en que brilla más. Su prosa sencilla y limpia atrapa. Pero su mensaje "rebelde" y contrario a Dios en todo momento, termina cansando.

Aun así, es Saramago; sabemos su punto de vista frente a Dios. Ya habrá ajustado cuentas con él. Lástima que no pueda volver para decirnos si estaba en lo cierto.