El Nini siguió avanzando por la calleja solitaria, arrimado a las casas para eludir el lodazal. Restregaba la moneda que portaba en la mano contra los muros de adobe y al llegar a la primera esquina examinó el brillo nacido en el borde con pueril fruición. El barrizal era allí más espeso, pero el niño lo atravesó sin vacilar, sumergiendo sus pies desnudos en el cieno entreverado de estiércol y escíbalos caprinos, en la pestilente agua estancada de los relejes. Cruzó el pueblo y antes de divisar los establos del Poderoso oyó la voz caliente de Rabino Chico charlando con las vacas. El Rabino Chico estaba al servicio del Poderoso y tenía fama de comprender el lenguaje de los animales.Cuando leí Las ratas me impactó la forma tan sencilla y directa que tiene Delibes de expresarse, con un lenguaje cuidado hasta el extremo, un lenguaje que huele a tierra, a Castilla, a campo.
Tengo pendiente leer más libros de quien debió haber ganado el Nobel hace ya tiempo y que se nos ha marchado. Las letras castellanas y universales pierden una de sus figuras más importantes. Los amantes de la literatura estamos de luto.