lunes, 19 de abril de 2010

Doctor en Alaska

Hace unos días terminé la última temporada de Doctor en Alaska.



Ya tiene años, se grabó entre 1990 y 1995. Recuerdo cuando era pequeña e iba a Palencia a ver a casa de mis abuelos, que mis tías se quedaban por la noche despiertas viendo en La 2 Doctor en Alaska. Y años después me picó la curiosidad tras oir alguna que otra recomendación sobre series y me puse a verla. He ido a rachas, y he tardado algo más de dos años en ver la serie completa, pero el viernes 26 de marzo llegó el final (si váis a ver la serie, no veáis este vídeo).



En general, una muy buena serie, que juega con la baza de personajes extravagantes, situaciones surrealistas y diálogos ingeniosos para narrar las peripecias de un grupo de personajes que vive en Cicely, Alaska, un mundo aparte que choca con las ideas y prejuicios que el doctor Joel Fleischman trae de Nueva York. Una serie coral, en la que lo importante son los personajes y que no sería nada sin el médico judío neoyorquino Fleischman, la independencia de Maggie O'Connell y la tensión sexual entre los dos, las citas cinéfilas de Ed, la simplicidad de Shelly, las reflexiones filosóficas de "Chris por la mañana", el terrateniente Maurice o el propietario del bar Holling.

Tiene grandes capítulos, aunque otros sin más irregulares. Eso sí, aviso para los que no hayan visto la serie: pierde mucha fuerza en la última temporada. El final no me gustó (¿le puede gustar a alguien?). Pero el recuerdo de otros momentos hacen que la serie en general merezca la pena. No te la pierdas si no la viste en La 2 a esas horas intempestivas a las que la ponían.